Hay quien dijo que lo más profundo es la piel. Como sea, la piel es la frontera con el mundo. La superficie de la belleza y el lugar de las heridas. Aunque lo disimule, el ojo también es piel. Una particularmente vulnerable. El exterior/interior se organiza en la mirada. Este espacio tiene que ver con la construcción de un modo de mirar. Una forma de subjetividad a través de un modo de mirar teatro.

martes, 7 de junio de 2016

Juan que huele

Salvajada, Cia de Titiriteros de la UNSAM
Sus negras rayas de tigre laten, imperiosas, bajo su pretendido cuerpo de hombre. No se ven, pero se presienten. Están en el aire. Este es el nudo argumental de Salvajada, un espectáculo dolorosamente bello, presentado por la Compañía de Titiriteros de la UNSAM. La pieza es una adaptación de Maurico Kartun del cuento Juan Darién de Horacio Quiroga.
La historia nace en un llanto. Una mujer que acaba de perder a su hijo recoge entonces a un tigresito huérfano. Una fiera indefensa que se metamorfosea, adquiere forma humana. No importa cuánto intente asimilarse, nunca será aceptado. Juan Darién, ese su nombre, siempre será un extraño. Su pelo es áspero y huele, dicen.
Juan es maltratado, acosado. Su animalidad oculta se sospecha, se intuye. Será el domador de un circo de monstruos y engendros, el encargado de develar su otredad. Es el que hará visibles las temidas rayas.
Este universo se materializa en un trabajo coral de tintes ritualistas. Titiriteros y títeres se mueven en un espacio despojado donde se impone el negro oscuridad. La selva, misteriosa, sugerente, es aquí un aleteo entre sombras proyectadas en una pantalla.
El préstamo entre cuerpos animados e inanimados es el recurso más potente de la poética desplegada en esta propuesta. Personajes construidos en una magnífica articulación entre  la materialidad del objeto y la carnalidad del actor: cabezas y torsos de títeres que se conjugan con las piernas y los brazos de los actores; el espectador no distingue donde comienza uno y termina el otro.
La dialéctica propia del Teatro de Objetos, entre lo vivo del cuerpo de los manipuladores y lo “no-vivo” de los títeres, encuentra una maravillosa articulación en estos personajes construidos sobre esa paradoja. La paradoja humano-no humano potencia la del personaje mismo: tigre-hombre. El tigre es un actor-cuerpo y un actor- máscara a la vez en perpetua tensión. Tensión que se acrecienta cuando el intérprete de pronto retira y distancia la máscara de su rostro por breves instantes. Los pares antitéticos -animalidad y cultura,  civilización y barbarie- cuajan crudamente en este tigre-hombre víctima de la ferocidad de los hombres.
En Salvajada tensión interpretativa y síntesis expresiva se amalgaman para exponer el drama del diferente. Del asimilado siempre disímil.
Juan Darién deberá morir, abandonar definitivamente su nombre de hombre para recuperar su ser genuino. Animal. Aquí no hay nadie que se llame Juan Darién, dirá al promediar la pieza. No conozco a Juan Darién. Éste es un nombre de hombre, y aquí somos todos tigres.

Ficha técnico artística
Dramaturgia: Mauricio Kartun sobre cuento de Horacio Quiroga
Actúan: Lucia Arias, María Clara Chardín, Anibal Flamini, Natalia Gerardi, Román Lamas, Pablo Maidana, Omayra Martínez Garzón, Guillermo Tassara, Joaquín Tato
Vestuario: Luisa Bohorquez
Objetos: Valeria Dalmon
Diseño de títeres: Valeria Dalmon
Diseño de luces: Julio Reynoso
Diseño sonoro: Ruben Segal
Realización de máscaras: Valeria Dalmon
Realización de títeres: Valeria Dalmon
Animación: Cecilia Jaime, Irene Messina, Marcia Ruiz Bochides, Javier Timossi
Ilustrador: Ricardo Abella
Asistente de producción: Joaquín Tato
Dirección: Tito Loréfice, Hernesto Mussano

Este espectáculo formó parte del evento: 7º Ciclo de Teatro de Títeres y Objetos
Viernes 22.30 Teatro  PAN Y ARTE
Boedo 876 CABA