Hay quien dijo que lo más profundo es la piel. Como sea, la piel es la frontera con el mundo. La superficie de la belleza y el lugar de las heridas. Aunque lo disimule, el ojo también es piel. Una particularmente vulnerable. El exterior/interior se organiza en la mirada. Este espacio tiene que ver con la construcción de un modo de mirar. Una forma de subjetividad a través de un modo de mirar teatro.

domingo, 20 de marzo de 2016

Sin embargo pedalean

Bicicletas de Micaela Fariña en  El Estepario
Tener bicicleta, aprender a andar sin rueditas es un acontecimiento en la vida de cualquiera. La bici es un artefacto de individuación. Una vez montados, avanzamos confiando en que alguien nos cubre las espaldas. Después, esa figura protectora se aleja. Y ocurre el lanzamiento. Nos lanzamos a andar, temerosos y desafiantes, en ese raro equilibrio. Aprender a andar es, inevitablemente, ir solo. Iniciar el viaje de la vida propia. Por eso no es azaroso que la dramaturga y directora Micaela Fariña haya elegido bicicletas como elemento estructurante de su pieza teatral.
Bicicletas o de cómo en movimiento se llega al equilibrio, se constituye como una coreografía de bicicletas en un espacio oscuro, despojado. Tres bicicletas delinean el triángulo escénico en el que los personajes pedalean, empecinados, entre el pasado y el futuro. Se mueven en el tiempo como lo hacen en el espacio, girando sobre sus vidas. En un punto que los tiene atrapados, que enfatiza un deseo irreflenable de “querer irse”.
Hay algo profundamente paradojal en este movimiento casi perpetuo pero confinado a una bicicleta presa sobre su eje, que no llega nunca a ninguna parte.
Una bicicleta que, aunque fija, por un truco técnico gira sobre sí misma. Es el único atisbo de libertad: giros que encuentran a los personajes de pronto, oblicuos, a veces enfrentados o de espaldas, configurando un espacio complejo, expandido de subjetividades. Verdadero hallazgo de Bicicletas, obra atravesada por el humor, un humor abismal.
Ésta es una pieza coral donde los actores, borboteantes de historias, entrelazan sus textos armando un verdadero concertante sobre el sonido constante del pedaleo que se ralenta o se acelera. Ritmo sostenido que se constituye en la voz estructurante de una pieza, musical en más de un sentido. Partitura de frases, de voces, de ruedas que ruedan, de timbres y canciones que se amalgaman con la partitura de luces, y por tanto de sombras, que multiplican el espacio.
Traición, ausencia, soledad rasgan los cuerpos en movimiento. Y algo disruptivo: la nata en el café con leche.
Los cuerpos de estos personajes son cuerpos heridos, abandonados, deglutidos. Cuerpos deseantes que preguntan su deseo. Insisten, se resisten, vuelven a insistir. Amasijo deseante de carne y aluminio. Estos cuerpos, sin embargo, pedalean.

Ficha técnico artística
Dramaturgia: Micaela Fariña
Actúan: Rosario Alfaro, Belén Amada, Pablo Cusenza
Diseño de vestuario: Wanda Siri
Diseño de escenografía: Sergio Fasani
Diseño de luces: David Seiras
Diseño De Sonido: Maz Iannone
Realización de escenografia: Sergio Fasani, Fernando Valenzuela
Música original: Maz Iannone
Fotografía: Patricia Costa
Diseño gráfico: Mauro Panuncio
Asesoramiento de producción: Sol Fariña, Matías Massat
Asistencia técnica: Ariel Dabbah
Asistencia de dirección: Catalina Collardin
Prensa: Boca En Boca
Pre-producción: Rosario Alfaro, Micaela Fariña
Coreografía: Carolina Borca
Coach Vocal: Steffi Runge
Dirección: Micaela Fariña
Viernes 21 hrs. EL ESTEPARIO TEATRO Medrano 484