Hay quien dijo que lo más profundo es la piel. Como sea, la piel es la frontera con el mundo. La superficie de la belleza y el lugar de las heridas. Aunque lo disimule, el ojo también es piel. Una particularmente vulnerable. El exterior/interior se organiza en la mirada. Este espacio tiene que ver con la construcción de un modo de mirar. Una forma de subjetividad a través de un modo de mirar teatro.

martes, 6 de enero de 2015

Shakespeare después de Auschwitz

En el triste traje de prisionero de Ricardo III hay una estrella amarilla que lo señala, lo estigmatiza, lo victimiza. Éste es el oxímoron, la máquina que mueve la puesta en escena: el asesino es una víctima.
El cuerpo del protagonista es, en sí mismo, un cuerpo del sacrificio. La misma tensión atraviesa a los secuaces del tirano. Los verdugos visten casco y capote de oficiales nazis, pero sobre ellos se advierte la indisimulable marca del horror.
Mi análisis del Ricardo III de Jorge Eines en Palos y Piedras, la revista on line del Centro Cultural de la Cooperación, N° 21 [Diciembre 2014].

Shakespeare después de Auschwitz, Lydia Di Lello